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17 Julio, 2020

Datos que curan: La industria farmacéutica cambia de piel

Tablero de control

La inteligencia artificial, la automatización y el IoT están transformando la operatoria de los fabricantes de medicamentos. Cómo se vive la experiencia en Bagó, Roche Argentina y Sanofi puertas adentro y en primera persona.
La disciplina conocida como UX o “experiencia del usuario” llega para revolucionar este vínculo. Ya no se trata de que el software sea amigable, fácil de usar o sencillo de entender. El objetivo es que enamore a sus usuarios.
La Cuarta Revolución Industrial ya comenzó e influye en todas las industrias, incluyendo la farmacéutica. Inteligencia artificial (IA), automatización robótica de procesos (RPA), internet de las cosas (IoT) y otras tecnologías impulsan esta transformación y cambian la forma en que operan estas empresas en múltiples aspectos, desde cómo fabrican los medicamentos y cómo llevan a cabo sus finanzas hasta cómo plantean sus estrategias de marketing.

Estas organizaciones viven cambios culturales de alto impacto vinculados a la forma de trabajar y de encarar al negocio, una situación que cuenta tanto para las compañías locales como para las corporaciones más grandes. “Cuando empezamos a hablar de transformación digital (DX, por sus siglas en inglés) entendimos que no se trataba de un proceso tecnológico y lo encaramos desde un punto de vista amplio, con el foco puesto en la cultura organizacional”, comenta Diego Branca, IT Director de Roche Argentina. Esta subsidiaria de la gigantesca empresa surgida en Suiza, que hoy tiene más de 400 empleados, opera en el país desde 1930.

DESAFÍO 1:
CONSEJOS PARA DAR LOS PRIMEROS PASOS

Branca siente que Roche Argentina está bien encaminada en su proceso de transformación. “Nuestro primer desafío fue romper con la estructura vertical y, en este sentido, avanzamos en la conformación de células a nivel local, luego regional y por último, global. Gracias a esta decisión hoy contamos con una estructura más horizontal: por ejemplo, en mi equipo tengo personas en células de productos y en células mundiales viendo temas como farmacoeconomía o farmacovigilancia.

La modificación en el organigrama impactó de lleno en el área de Informática. “Estábamos muy enfocados al desarrollo en cascada, pero lo abandonamos para empezar a implementar metodologías ágiles. Esto implica que antes entregábamos el 100% de la solución terminada, y hoy hacemos mínimos productos viables (MVP, por su siglas en inglés)”, detalla Branca.

Otro paso fundamental fue el empoderamiento de las subsidiarias. “Hace 6 años, la realidad de nuestra filial era otra porque nos apegábamos mucho a lo que venía desde Suiza. Con esta transformación obtuvimos mayor libertad para crear y tomar decisiones en todas las áreas. Promovemos la participación en comunidades virtuales que nos permiten seguir y adoptar iniciativas aplicadas en otras afiliadas para no reinventar la rueda. Así compartimos buenas prácticas y ganamos muchísimo en autonomía”, detalla Branca.

Como en todo proceso de cambio, algunos colaboradores se adaptan con mucha facilidad, a algunos les cuesta más y otros definitivamente se resisten. “La mayor reacción ante el cambio se dio en la interacción entre equipos de IT y el negocio. Quizás tiene que ver con una percepción tradicional de informática como un proveedor, pero desde que empezamos este proceso IT es considerado como un par estratégico”, analiza el ejecutivo de Roche.

Juan José Cerezo, responsable del área de Ingeniería Informática del Grupo Bagó, teoriza sobre la explicación dada por su colega. “En nuestra transformación notamos lo mismo. Intuyo que puede darse debido a que por la formación de cada perfil, a los ejecutivos del área del negocio les cuesta más que a los de IT, ya que estamos mejor preparados desde lo académico para adaptarnos”. Laboratorios Bagó es una multinacional de origen argentino.
Fue fundada en 1934 y en la actualidad tiene miles de empleados y presencia en 22 países de Latinoamérica, Europa y Asia.

Cerezo cuenta su experiencia respecto al proceso de cambio en la forma de trabajar: “tuvimos una resistencia mínima dentro de la gerencia de IT al pasar del modo en cascada al ágil, algo que hicimos antes de que los ejecutivos del negocio percibieran que la era digital estaba en marcha. En resumen, cambiamos internamente y nos preparamos para la nueva manera de operar de tal forma que estuvimos listos para afrontar el cambio en el momento exacto en que lo solicitó el negocio”.

DESAFÍO 2:
¿QUÉ HACER CON TANTOS DATOS?

“El dato es el petróleo del siglo XXI” es una frase que se lee en todos los medios de comunicación desde hace ya varios años. Sin embargo, los entrevistados no se desviven por hacer relucir este “nuevo oro”. Gonzalo Der Parsehian, director de IT para Cono Sur del grupo de origen europeo Sanofi, destaca: “En la industria farmacéutica, como en cualquier otra, los datos pueden provenir de diferentes orígenes, como comerciales, consumidores y competidores; y para cada uno de ellos la estrategia de negocio difiere. Pero todos convergen en el mismo desafío básico: analizar la información de forma rápida e identificar insights que agreguen valor al negocio en el momento justo”. Para eso la compañía, que tiene una planta industrial en Pilar, provincia de Buenos Aires, cuenta con plataformas de integración de datos TIBCO e Informática, así como herramientas de análisis y visualización como Qliksense.

Sanofi quiere subir la apuesta. En el último tiempo, comenzó a trabajar con pilotos de reconocimiento de imágenes para detectar enfermedades, para lo que gestiona volúmenes de datos y procesamiento a gran escala.
También utiliza análisis predictivo y machine learning para identificar nuevas oportunidades de negocio. “A nivel global, queremos entender cómo funcionan nuestros medicamentos fuera del entorno de los ensayos clínicos y demostrar su valor a nuestros clientes, para mejorar la calidad de vida de los pacientes”, sostiene.

DARWIN es la nueva plataforma de big data de Sanofi con el partnership de AETION, dedicada al análisis de estudios clínicos. Según la empresa, esta plataforma integra datos anónimos de 345 millones de vidas de personas para analizarlos y entender la evolución del paciente en las enfermedades que tratan.

El resto de los entrevistados también pone el foco en los datos como un activo fundamental. “Administramos data para venta, prescripciones y algunas otras cuestiones.
Recién ahora estamos avanzando en temas productivos, con el proyecto de implementación de IoT para manejar volúmenes”, cuenta Cerezo. Según el ejecutivo, esta evolución en la obtención de datos se da de forma natural tras recopilar experiencias en otras áreas y contar con data consolidada. Además, hoy las máquinas vienen preparadas para ser conectadas y los fabricantes manejan soluciones que se integran con las que utilizan sus clientes, SAP en el caso de Bagó.

En cuanto a factores de seguridad, Cerezo comenta: “estamos en pleno proceso de llevar toda nuestra operación a la nube, lo que nos obliga a rever nuestra política y estrategia de seguridad. Antes, por la arquitectura que teníamos, construimos murallas como en una ciudad, pero eso está obsoleto porque hoy la información está descentralizada”. Al hablar del mundo cloud y de las herramientas ofimáticas de Google, los entrevistados de Bagó y Roche solo tienen elogios: el abanico de soluciones de la mencionada empresa fue muy bien recibido por los colaboradores, que a partir de utilizarlas se sienten empoderados y en pie de igualdad.

Respecto del valor que extraen de los datos, Branca se muestra mesurado por varios motivos, entre ellos, que Latinoamérica no está madura para la recolección y que en Argentina falta interoperabilidad de sistemas: aun es evidente el problema de trabajar con estándares. “Nos falta diversidad en las bases de datos e interconexión para que los datos agreguen valor”, resume.

Como Branca, Cerezo tiende a ser largoplacista e indica que, con el paso del tiempo, las implicancias de extraer valor de los datos será tal, que las farmacéuticas pasarán de fabricar remedios, para hacer llevaderas distintas enfermedades crónicas, a crear servicios personalizados. “Nuestro modelo de negocios dará un giro, y esta transformación ya comenzó”, señala.

DESAFÍO 3:
¿QUÉ TECNOLOGÍAS SÍ (Y PARA QUÉ) Y CUÁLES NO?

Si bien a priori cualquiera puede pensar que a la gente de Sistemas le encanta implementar todas las tecnologías, lo cierto es que los ejecutivos no toman decisiones de esa índole sin un análisis sesudo y pormenorizado. Por ejemplo, en Bagó recién dan los primeros pasos con RPA, y en este sentido están relevando cuáles son los procesos por los que conviene comenzar, entre ellos el procesamiento de facturas. Además, cada vez que incorporan una nueva tecnología lo hacen en una dosis pequeña para evaluar resultados y tomar decisiones en consecuencia.
“Incorporar la innovación por sí sola no genera éxito, por eso es mejor ir lento, pero a paso firme”, sentencia Cerezo.

Sanofi y Roche utilizan RPA para distintos procesos. Sanofi lo hace para automatizar la carga de datos en proyectos de adquisición y fusiones de compañías y cierre masivo de órdenes de compras. Además, posee chatbots para que ejecutivos y clientes consulten distintos tipos de información. En simultáneo, ambas empresas avanzan con blockchain: Roche lo hace en el marco de un ecosistema local para facilitar el financiamiento. En Sanofi, están analizando globalmente el potencial de esta tecnología en las cadenas de suministro farmacéuticas, desde garantizar la seguridad de los dispositivos médicos hasta la transferencia segura de registros, facilitar ensayos clínicos más eficientes u obtener una aprobación más rápida de nuevos medicamentos. “Blockchain puede aumentar la transparencia de costos y evitar que los medicamentos falsificados entren en la cadena de suministro”, detalla Der Parsehian cuya empresa trabaja también con drones para optimizar el recuento de inventario en los depósitos.

Para todo lo vinculado a la farmacovigilancia, las compañías utilizan distintas estrategias: Roche cuenta con un website en el cual el paciente puede ingresar para comentar los efectos adversos sufridos tras la ingesta de un medicamento. El portal guía e informa al paciente.
En simultáneo, están cerca de los médicos para recibir información sobre casos que ellos detecten. En Bagó, en cambio, apelan al teléfono: “La farmacovigilancia es un tema central. Por eso, lo hacemos absolutamente personalizado. Dado que tenemos pocos casos por semana, no tiene sentido automatizar este proceso”, dice Cerezo.

DESAFÍO 4:
APROVECHAR EL ECOSISTEMA DIGITAL

Médicos, sanatorios, laboratorios, asociaciones científicas y empresas de todo tipo están desarrollando aplicaciones y soluciones digitales que recaban datos y permiten a las marcas llegar directamente al paciente, sin intermediarios. Los ejecutivos consideran que tal “anarquía” tiene que ver muchas veces con el surgimiento de emprendimientos aislados. “El ecosistema digital vinculado a la salud es muy incipiente y, por eso, ahora es caótico, pero superada esta etapa, debería llegar el orden para que podamos extraer valor para la toma de decisiones”, opinan los entrevistados. Quizás por eso Sanofi cuenta con sus propias herramientas. Por ejemplo, en la empresa, desarrollaron junto a un tercero y médicos expertos apps móviles, como Trombo Risk, que permite a los médicos contar con más recursos a la hora de evaluar el riesgo de cada paciente y decidir la conducta más apropiada para los casos de tromboembolismo venoso. En simultáneo, crearon “Comunidad Sanofi”, una plataforma de educación para profesionales y enfocada en la unidad de Diabetes & Cardiovascular.

DESAFÍO 5: LO QUE SE VIENE

La industria farmacéutica está aportando de manera notable para que las personas aumentemos nuestra expectativa de vida y de cara al futuro las protagonistas serán la biotecnología y la genética. “La transformación del negocio es exponencial, por lo que es difícil prever qué pasará en diez años”, concluye Cerezo. Por su parte, Branca piensa que en el futuro podremos producir píldoras en el hogar y que la impresión de órganos será una realidad. “Seremos atendidos por sistemas de inteligencia artificial y las bases de datos interconectadas ayudarán a que el médico tenga las herramientas y la información para no indicarle a un paciente un medicamento que, combinado con otro que ya consume, pueda traerle más problemas que beneficios”.

Der Parsehian refuerza la idea de una industria cada vez más focalizada en el paciente. “Será posible gracias al big data y al procesamiento de información a gran escala basado en la nube. Ello permitirá identificar patrones de predicción de enfermedades, modelos predictivos de comportamiento, individualización de tratamientos, factores de riesgo y beneficios a largo plazo”, se explaya.

Los tres coinciden en que ningún laboratorio debería dejar de seguir de cerca a la computación cuántica que podría hacer realidad la opción de emular el cuerpo de una persona para saber previamente como ésta va a responder ante distintos tratamientos médicos personalizados. Como se ve, todo es posible en el campo de la medicina. Incluso aquello que hoy no podemos ni siquiera imaginar.

Practia.global, Todos los derechos Reservados, 2020

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